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LEALTAD

La lealtad es una virtud humana derivada de la justicia que nos ayuda al cumplimiento de los compromisos adquiridos en todos los ámbitos de nuestra vida, y la familia, primera escuela de las virtudes humanas, es insustituible para aprenderla y desarrollarla.

Significa preocuparte en serio por tu relación con los demás y estar dispuesto a demostrarlo con hechos. Puedes ser leal a muchas personas o grupos: a la familia, a los amigos, a la escuela, a tu país pero lo más importante es tú lealtad a Dios.
La lealtad significa mirar más allá de tus propias necesidades; significa ponerte en segundo lugar si es necesario. Exige hacer lo correcto en el momento adecuado por aquellos que te importan.

Los niños demuestran su lealtad hacia sus padres comportándose con respeto y obediencia.
Los maridos y sus esposas se demuestran lealtad en parte a través de la fidelidad que se profesan. La fidelidad conyugal es una expresión de su amor; es una clase de lealtad que ayuda a hacer del matrimonio una relación sagrada. Los amigos se demuestran su lealtad siendo honrados y dignos de confianza. La lealtad a un país -el patriotismo- consiste en obedecer sus leyes, preservar sus principios e incluso defenderlos si fuera necesario.
La lealtad a Dios se demuestra cumpliendo los mandamientos de la ley de Dios y los de la Santa Madre Iglesia, cumpliéndolos por amor a Dios y a la Iglesia. También se demuestra sabiéndonos muy hijos de Dios y actuando conforme a ello, ayudando a la Iglesia, sirviéndole como la Iglesia quiere ser servida. No transigir en cuestiones de Fe, adhiriéndonos a lo que el Santo Padre nos pide en su predicación y escritos. En hacer la Voluntad de Dios. En la actualidad se dan rebeldías o deslealtades por parte de los católicos en cuanto lo que nos señala la doctrina de la Iglesia sobre la familia y el matrimonio, algunos ya no quieren que sea uno con una y para siempre, sino que se quiere imponer el deseo de algunos de que se llame matrimonio a la unión de uno con uno ó de una con una y que ya no sea para siempre, se oponen a la indisolubilidad y fidelidad del mismo y se divorcian; rebeldía a la fecundidad y utilizan medicamentos, dispositivos y medios quirúrgicos para evitar concebir.

La lealtad no significa nada a no ser que contenga en su interior el principio absoluto del sacrificio. Ese sacrificio acaba siendo lo que da auténtico sentido a nuestras relaciones.
Para lograr esta fidelidad es necesario estar convencidos al adquirir estos compromisos, no transigir en nuestras convicciones, sobre todo de Fe. La vida siempre es una elección: entre honradez e injusticia, entre fidelidad e infidelidad, entre egoísmo y altruismo, entre bien y mal.
Aunque muchas personas se muestren reacias a mantener los compromisos asumidos libremente, estamos llamados a demostrar la fidelidad con las palabras y los hechos en los diversos campos de nuestra vida: en la relación con Dios y en las relaciones familiares, profesionales, sociales. Este permanecer leales siempre y en todos los aspectos no es fácil y exige sacrificio.
La fidelidad es un camino de felicidad y de paz, porque el Señor nos quiere felices.

Concluyo con unas palabras de san Josemaría:

La transigencia es señal cierta de no tener la verdad.- Cuando un hombre transige en cosas de ideal, de honra o de Fe, ese hombre es un.....hombre sin ideal, sin honra y sin Fe.

Ma. Dolores García de Luquin.

Bibliografía:
Mons. Javier Echevarria. En el aniversario del fallecimiento de Mons. del Portillo. 2 de abril 2010.
La educación de las virtudes humanas. David Isaacs.
Camino. Josemaria Escrivá de Balaguer.
El libro de las virtudes para jóvenes. William J. Bennett.
Como sal y como luz. Textos de Álvaro del Portillo. José Antonio Loarte.