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LOS SANTOS ANÓNIMOS

Hoy 1 de noviembre la Iglesia nos invita a orar por los hombres y mujeres cuyos nombres nos son desconocidos, que siguieron a Cristo aquí en la tierra y se encuentran ya en el Cielo.

El Salmo del día de hoy nos dice:
¿Quién subirá hasta el monte del Señor?
¿Quién podrá entrar en su recinto santo?
El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso.

El Evangelio de hoy, según san Mateo nos dice:
Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los que lloran, porque serán consolados.
Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra.
Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos.

Nos señala lo que padecieron e hicieron a quienes celebramos este día para lograr estar gozando de la presencia de Dios.

Te comparto algunas consideraciones, de san Josemaría, ojala y te motiven a luchar por alcanzar el Cielo:

El verdadero cristiano está siempre dispuesto a comparecer ante Dios. Porque en cada instante se encuentra preparado para cumplir su deber.

Un hijo de Dios no tiene ni miedo a la vida, ni miedo a la muerte, porque el fundamento de su vida espiritual es el sentido de la filiación divina: Dios es mi Padre, piensa, y es el autor de todo bien, es toda la Bondad. Preguntémonos: ¿tú y yo actuamos, de verdad, como hijos de Dios?

¿Que es el cielo?: "ni ojo vio, ni oído oyó, ni pasaron a hombre por pensamiento las cosas que tiene Dios preparadas para aquellos que le aman" nos dice San Pablo.

Un gran amor te espera en el Cielo: sin traiciones ni engaños:¡todo el amor, toda la belleza, toda la grandeza, toda la ciencia......! Y sin empalago: te saciará sin saciar.

-Con El, nadie te parara en el mundo. Piensa, además, que todo es bueno para los que aman a Dios: en esta tierra, se puede arreglar todo, menos la muerte: y para nosotros la muerte es vida.

El sendero que conduce a la santidad es sendero de oración.

Es, en medio de las cosas más materiales de la tierra, donde debemos santificarnos, sirviendo a Dios y a todos los hombres.

¿No brilla en tu alma el deseo de que tu Padre-Dios se ponga contento cuando te tenga que juzgar?

Los sacramentos son la más clara manifestación de este camino, que Dios ha elegido para santificarnos y llevarnos al Cielo. Acerquémonos a ellos, en especial a la Reconciliación y a la Eucaristía.

¡Luchando lograremos la santidad!

Ma. Dolores García de Luquín.

BIBLIOGRAFÍA
Camino. Josemaría Escrivá de Balaguer.
Surco. Josemaría Escrivá de Balaguer.
Forja. Josemaría Escrivá de Balaguer.
Conversaciones.
Misal Romano Diario