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Las Indulgencias

Aprovechemos el año Jubilar de la Misericordia para vaciar el purgatorio.
Tanto los pecados veniales como los mortales, aún después de perdonados, dejan una huella en el alma que hay que lavar, y exigen el pago de una deuda, llamada pena temporal, que necesariamente debe saldarse, como condición previa al ingreso al Reino de Dios.

¿QUÉ SON LAS INDULGENCIAS?
La Indulgencia es la remisión (perdón) ante  Dios, de la pena temporal por los pecados ya borrados en cuanto la culpa, que el fiel cristiano consigue por mediación de la Iglesia como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos.
La indulgencia es parcial o plenaria, según que libre en parte o en todo de la pena temporal debida por los pecados.
Nadie que gane indulgencias puede aplicarlas a otras personas que aún viven.
Las indulgencias, tanto parciales como plenarias, pueden siempre aplicarse a los difuntos a manera de sufragio (ayuda).

CONDICIONES PARA GANAR UNA INDULGENCIA
1. Para lucrar las indulgencias, tanto plenarias como parciales, es preciso que, al menos antes de cumplir las últimas exigencias de la obra indulgenciada, el fiel se halle en estado de gracia.

2. La indulgencia plenaria sólo se puede obtener una vez al día. Pero, para conseguirla, además del estado de gracia, es necesario que el fiel
- tenga la disposición interior de un desapego total del pecado, incluso venial;
- se confiese sacramentalmeпte de sus pecados;
- reciba la sagrada Eucaristía (ciertamente, es mejor recibirla participando en la santa misa, pero para la indulgencia sólo es necesaria la sagrada Comunión);
- ore según las intenciones del Romano Pontífice.

3. Es conveniente, pero no necesario, que la confesión sacramental, y especialmente la sagrada Comunión y la oración por las intenciones del Papa, se hagan el mismo día en que se realiza la obra indulgenciada; pero es suficiente que estos sagrados ritos y oraciones se realicen dentro de algunos días (unos veinte) antes o después del acto indulgenciado. La oración según la mente del Papa queda a elección de los fieles, pero se sugiere un «Padrenuestro» y un «Avemaría». Para varias indulgencias plenarias basta una confesión sacramental, pero para cada indulgencia plenaria se requiere una distinta sagrada Comunión y una distinta oración según la mente del Santo Padre.

El Papa Francisco ha anunciado este viernes, 13 de marzo de 2015, en la Basílica de San Pedro, la celebración de un Año Santo extraordinario. Este Jubileo de la Misericordia comenzará el presente año con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica Vaticana durante la solemnidad de la Inmaculada Concepción, 8 de diciembre, y concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo.

“Para vivir y obtener la indulgencia los fieles están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica conversión. Igualmente dispongo que se pueda ganar la indulgencia en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como Jubilares. Es importante que este momento esté unido al Sacramento de la Reconciliación y a la celebración de la santa Eucaristía con un reflexión sobre la misericordia. Será necesario acompañar estas celebraciones con la profesión de fe y con la oración por mí y por las intenciones que llevo en el corazón para el bien de la Iglesia y de todo el mundo.

Los enfermos y las personas ancianas y solas, recibiendo la comunión o participando en la santa misa y en la oración comunitaria, también a través de los diversos medios de comunicación, será para ellos el modo de obtener la indulgencia jubilar. Mi pensamiento se dirige también a los presos. En las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa.
Cada vez que un fiel viva personalmente una o más las obras de misericordia corporales y espirituales obtendrá la indulgencia jubilar.
La indulgencia jubilar, por último, se puede ganar también para los difuntos. “

CARTA DEL SANTO PADRE FRANCISCO CON LA QUE SE CONCEDE LA INDULGENCIA CON OCASIÓN DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA.

Es una oportunidad que no podemos dejar pasar para ganar una indulgencia plenaria a diario y aplicarla ya sea por nuestra alma o por las almas que aún se encuentran purificándose en el purgatorio.

Ma. Dolores García de Luquín.
Bibliografía:
Las Indulgencias. Ignacio Campero Alatorre.
www.vatican.va/.../rc_trib_appen_pro_20000129_indulgence_sp.html